Un buen proyecto [priv. Apolo]

Había llegado a la academia hacia poco más de una semana, la primera clase que había tenido había sido algo raro de plantas. Pero el profesor, al diablo, el profesor era la cosa más exquisita que había visto alguna vez en su vida. Era hermoso, simplemente hermoso, tenía un rostro encantador, unas facciones interesantes, era realmente tierno; lo malo era que si su gay-dar no le fallaba, ese chico era completamente heterosexual. Aun así, durante una semana se dio el lujo de encontrar todos esos conocimientos que no tenía sobre la herbología, con el fin de tener algo de qué hablar con ese profesor. Y había estado funcionando, el profesor parecía impresionado de que un joven de su edad tuviera tantos conocimientos al respecto y no era que a Trevor le molestara, le extasiaba ser tan inteligente y que le dieran tantos pero tantos halagos debido a ello estar estudiando más para su clase, le hacía sentir que su esfuerzo estaba dando frutos, lentamente, pero ahora su querido profesor Apolo conocía su nombre y era un paso, lo siguiente era meterse en su vida y conquistarlo, nunca nadie había sido tan hetero como para rechazar una oportunidad con él.

Había decidido ir a las colinas, en el pequeño poblado de Haus, donde encontraría una forma de realizar un pequeño trabajo de campo que le había dejado su querido profesor. Era una investigación sobre una planta que no hubiesen visto en clases, entonces Trevor como un buen alumno que busca impresionar a su profesor con un trabajo increíble, decidió que tenía que elegir una planta maravillosa que solamente crece en las colinas de aquel poblado, una mágica planta de la que casi no existía información, pero de la que iba a conseguir un informe completo. Había encontrado las hojas, cuya forma había sido diferente a la que había sido diferente a las que habían visto en clases, era una planta extraña, únicamente mencionada en leyendas, en la que crecía una pequeña florecita rosada, con propiedades extraordinarias y cientos de usos diferentes. Según la pequeña información que había conseguido, sabía que aquella planta era usada como una poderosa medicina y como un potente veneno, algo extraño si consideramos que no todas las plantas pueden ser usadas de esa forma, pero estaba seguro de que su profesor quedaría extasiado.

En ese momento estaba realizando una pequeña búsqueda para ver si conseguía identificar una de esas florecitas rosas, aunque sabía que su fecha de su florecimiento había sido hace un par de meses, mantenía la esperanza de encontrar una, alguna que se hubiera salvado del otoño y que mantuviera sus propiedades, porque sabía que a su profesor le encantaría verla y que eso sería suficiente para sumar todos los puntos que se restaban por ser hombre. No iba a perder la esperanza, que fuera heterosexual no tenía por qué ser un impedimento para tener algo con él, al menos para que lo reconociera como alguien útil, como alguien que valía la pena. Quizás era un poco estúpido, haberse enamorado de un profesor, porque aunque ese profesor fuera increíblemente sensual y un bombón que seguramente era muy bueno en la cama… Pues, no estaba seguro de que un proyecto sería suficiente.

Dejó escapar un suspiro mientras detallaba en un cuadernillo el dibujo de la planta, la forma de sus hojas y como debía verse la pequeña flor rosada. Se estremeció un poco, pero se sintió mucho más tranquilo cuando decidió enfocarse por completo en el proyecto. No lo hacía por el super sensual Apolo, lo hacía porque quería una buena nota. A lo lejano, entrevió los pétalos rosados de uno de las flores que buscaba. Se sintió aliviado, aunque se encontraba debajo de un risco, así que tuvo que agacharse y estirar el brazo, alcanzó la flor, pero se percató de que podría caer y morir de forma trágica y ridícula. Se sintió desesperado cuando perdió el equilibrio y comenzó a caer… Consiguió sostenerse de una esquina del risco y sabía que podía caer… Pero mirando el lado positivo, había obtenido la flor.