—i see with the eyes of my soul.

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¿Qué se puede decir de esta chica? Annabeth es alguien bastante distintiva, apenas intentes hablar con ella, notarás que jamás habrá otra igual a ella. Normalmente, se le notará muy tranquila, en sitios lejanos hacía los demás o simplemente descansando bajo la sombra ofrecida por algún generoso árbol. Disfruta de la música suave como cualquier otra chica, también ama el pop e intentaría bailarlo aunque no de buenos resultados. Goza de la vida con sencillez debido a su estado de ánimo, siempre se le verá pasiva o cuando le hacen reír con una sonrisa en sus labios enorme y sincera. No teme para nada en expresar sus sentimientos a los demás, siendo más que con gestos y acciones que con palabras, ya que para escucharla hablar tendría que tardarse un tiempo y mediar sus palabras, incluso tiene un dialecto muy frágil como la mayoría de su exterior en sí. Llega a tomar cariño a los otros con facilidad conduciendo esto a querer llamarles amigos sin conocerse a la perfección.

Annabeth es muy cariñosa y protectora a pesar de notarse en ella un semblante serio y calmado en la mayoría de ocasiones, aunque esto puede variar, ya que si te dedicas a examinarla durante mucho tiempo con la mirada, aún sin razones, sonreirá de la nada porque prefiere adornar su rostro de forma alegre. Es muy trabajadora de por sí aunque puedan salirle algunas cosas mal al no ver, y cuando la gente necesita ayuda de su sabiduría no le molesta para nada ofrecerse aun si tan solo ofrecieran su amistad por un día, ya que Annabeth nunca le ha importado servirle a las personas como una simple herramienta, con tal de satisfacer, no le molesta en lo absoluto, es más, se podría decir que ni siquiera conoce la palabra “utilizar” refiriéndonos en ese ámbito de aprovecharse. Cualquiera que se atreva a acercársele y/o hablarle lo considerara como un valeroso amigo, aprecia el valor de la amistad y por esta razón propone que todos lo sean, pero que los considere así no significa que todos sean iguales para ella, no señor, Annabeth le da un grado distintivo a cada uno para que estos puedan sentirse especial y no solo de que se sientan así, para ella también lo son.

Amable, compasiva y sobretodo, maternal. Annabeth podría comportarse incluso como una segunda madre para las personas, aún si ni siquiera son sus amigos, trataría de la mejor forma a los desconocidos. Es muy servicial, demasiado, incluso se le podría considerar un defecto, puesto a que inmediatamente escuche la necesidad de alguna persona, irá a buscarla con la intención de suplirle.

Hacerle enojar es casi tan imposible como dañar su felicidad; Se le podría destacar como alguien sonriente, que prefiere tomar las cosas con suavidad e intentar repararlas, ¿Molestarse? Jamás, ¿Llorar? Es posible, pero muy poco probable. Annabeth es fuerte de corazón, aún si parece tan vulnerable como cristal al borde de un precipicio. Fácil de querer, una persona extraordinaria. Incluso esta descripción le queda pequeña, ya que Annabeth de tamaño no parecerá ser la mujer más alta del mundo, pero su fuerza de voluntad, personalidad y amor incondicional, la vuelve la más grande entre todas.

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Annabeth Redhood. Nacida bajo la unión de dos familias muy importantes en Australia, los Redhood (de parte de padre) y Dion (de parte de madre) pero sería mejor explicarlo desde el principio.

Los Redhood y Dion. Ambas familias de linajes millonarios que alguna vez aportaron grandes avances en el mundo y de éste modo, se volvieron lo que hoy en día son, una empresa tecnológica que imparte una de las mejores marcas de electrónica; Desde celulares, computadoras, lavadoras, secadores de pelo, estufas, neveras y muchos aparatos más que funcionan con electricidad. Dos familias importantes y con muchos potenciales en el ámbito del mercado, los Redhood y Dion eran insuperables.

Pero algo más escondían ambas familias.

Sí, bajo esa fachada de simples mortales, egocéntricos, creídos y asquerosamente llenos de dinero, se ocultaba un linaje de sangre más oscura; Hechiceros. De todo tipo, de toda clase, desde simples ilusionistas hasta magos y brujos, incluso elementales. Los Dion eran más conocidos por abarcar más brujos dentro de su especie mientras que los Redhood en su sangre aguardaba los ilusionistas. A pesar de que ambas familias trabajaban en conjunto, nunca se les ocurrió comprometer a uno de sus miembros con el otro hasta que los más viejos así decidieron y todo con la intención de que la magia prosperara. Helena Dion y Christopher Redhood eran los cabecillas y últimos descendientes de ambas familias y al contraer un matrimonio planificado con la vaga idea de que así las razas se mezclarían y haría más prospera la magia y fuerza entre ellos, no se pudo cumplir del todo.

Una niña había nacido, y una muy enferma. El producto de la unión de ambas familias había sido un fracaso, Annabeth había nacido y no fue justamente lo que ambos deseaban. Querían un varón fuerte y lleno de magia y en cambio habían dado al mundo una hembra con muchas incapacitaciones que solo traerían problema para ellos. ¿Podrían confiar en una niña que nació ciega? ¿Podrían confiar en una niña que tenía conflictos respiratorios? ¿Acaso dejarían en juego una empresa tan importante en sus frágiles manos? ¡Ni hablar! Primero muertos, pero nunca, nunca dejarían las numerosas empresas y riquezas a su voluntad.

Desearon poder haber concebido más hijos, pero el primer parto fue casi un fracaso y eso conllevó a la esterilidad de Helena. Annabeth comenzó a dar sus primeros pasos en un ambiente tétrico, sus familiares siempre estuvieron ocupados y apenas los profesores que contrataban en casa y le daban su clase especial era con los únicos que platicaba. Ella a pesar del rechazo que sentía siempre estuvo pendiente de sus padres, iba hacia ellos, le demostraba su amor y afecto sin importar cuantas veces la echaran a un lado, una y otra y otra vez. ¿Pero saben? Annabeth pudo haber nacido como la más débil entre sus familiares pero tenía una fuerte voluntad y carisma que terminó enamorando a sus padres.

A los doce años, sus padres decidieron comprarle un perrito de acompañante, pero un día había escapado y murió atropellado. Nunca le contaron la razón por la cual “Buena Suerte” había muerto pero no había necesidad de explicarle, Annabeth ya lo sospechaba. Su segundo regalo fue su mejor amigo de toda la vida, Sebastian, un pastor suizo blanco creado con la magia de sus padres y algunos familiares, un perro que tenía incluso inteligencia y propia y que además, le serviría como su perro guía. Se notaba que pronto toda la familia empezaba a quererla hasta volverse su tesoro más preciado y el más protegido.

Una noche cualquiera cuando Sebastian y ella salieron a pasear, un hombre la había asaltado, Sebastian intentando defenderla resulta mal herido, aquello tensó a Annabeth provocando que en pocos segundos desatara su poder. El asaltante había caído en una ilusión, ¡Sí! Annabeth no resultó ser una simple humana enferma, era al menos una ilusionista poderosa pero que no podía controlar su don. Sebastian aun mal herido aprovechó para llevársela, pues el hombre había quedado en shock luego de que todo acabara.    

En la actualidad convive con su tía en Canberra, sus padres se encuentran muy ocupados en su trabajo y decidieron que ella estaría mejor cuidada en una ciudad diferente y apartada con todo el amor de su tía y su perro Sebastian.

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Gustos.
—Adora que le coloquen apodos, siente que es una forma bonita de entrar en conexión y confianza con el otro.
—Tocar el rostro de las personas. Para ella es la manera más sencilla de conocer el exterior y claro, nunca lo haría sin pedir permiso antes.
—Cantar.
—Escuchar. No importa qué cosa sea, una charla, la televisión, naturaleza, todo. Lo ama.
—Se afectuosa con los demás.
—El aroma de las rosas.
—Compartir su alimento.

Disgustos.
—Que abusen de los demás.
—Gente que desprecia sin motivos.
—El odio.
—El llanto.
—No poder ser de mucha ayuda.
—Estar lejos de su perro guía Sebastian.

Habilidad.
Tiempo-Espacio; Habilidad que consiste en distorsionar el lugar y hora en una ilusión dentro de una radio de 25 metros alrededor del poseedor, en este caso sería Annabeth. Sus ojos cambian de color a rojo y entra en un estado de coma durante una hora que es el tiempo estimado que dura este poder, queda inmóvil y las probabilidades de encontrarla dentro de este espacio puede variar ya que de acuerdo a la ilusión creada puede estar cerca del usuario-enemigo afectado o lejos. Para que este don se habilite debe estar muy estresada o asustada ya que no tiene control del poder mismo. Si atacan directamente a la portadora, podría acabar antes del tiempo estimado que se mencionó anteriormente. Todo lo que esté fuera de la radio de un kilometro quedará libre del poder sin embargo, no importa el número de personas que esté dentro, podría caer en la ilusión sin problema. Como no es una habilidad manejable, cada usuario entrará en una ilusión diferente. Las desventajas de esta habilidad es que la portadora, Annabeth estará en coma, quiere decir, que será un punto fácil de atacar y hacer que la ilusión se desvanezca.

Otros Datos.
—Sebastian.
Su perro guía y su mejor amigo, Sebastian. Un can de raza “Pastor Blanco Suizo” que a pesar de tener la misma apariencia de sus familiares los pastores Alemanes, su pelaje es enteramente blanco. Sebastian no es igual que los demás perros, éste particularmente habla. Tiene inteligencia propia y raciocina como cualquier otro humano normal y esto es gracias a que la familia de linaje hechicero  le concedió este animal guardián para defenderla creado a base de magia pura, sin embargo, Sebastian no tiene ninguna habilidad en especial apenas que puede parlar como un humano común y pensar como tal, además de tener inteligencia genuina.

—Se estima que no vivirá a partir de los 25 años por la enfermedad mortal que conlleva.
—Tiende a platicar con objetos inanimados y protegerlos como si estos aún tuvieran vida, por esta razón no tuvo amigos con los cuales compartir ya que la clasificaban como “la niña rara”.
—Sus demás sentidos están mejor desarrollados.
—No importa la estación en la que esté, siempre lleva una bufanda roja.
—La mayor parte del tiempo tiene los ojos cerrados. Tampoco es que haga mucha diferencia tenerlos abiertos.