Ian C. Flint

Sus padres se conocían desde ya muy jóvenes porque eran parte de la misma compañía círquense. Ella era la diosa del trapecio y él era un simple diseñador de vestuario. Los dos tenían genes en sus venas que podrían ser mutantes combinados, primero que nada por el hecho de que era algo de sus ancestros, algo que se había perdido en el camino. Cuando la chica ya tenía solo 1/32 de su raza original, siendo tomada como una simple humana y el hombre manteniendo un octavo de su sangre original, pero sin mostrar ningún vestigio de lo que realmente era.

Se enamoraron y pasaron pocos años para que la mujer se embarazara y dejará de ser conocida como “la reina” para pasar a ser “la madre”. Esto sucedió porque al estar embarazada tuvo que cederle sus actos a una de sus aprendices y pese a no estar muy relacionada durante esos nueve meses con el trapecio, el día del nacimiento de Ian estuvo muy implicada en aquella área.

Habían estado teniendo problemas con uno de los trapecios y pese a los reclamos de su marido, ella subió a averiguar. Fue en ese momento, cuando estaba arreglando el aparato, que se rompió su fuente. Tras unos intensos gritos, se dieron cuenta de lo que sucedía. No podían bajarle de las escaleras, por lo que el médico del staff del circo, subió las escaleras y el pequeño conejo nació cerca del trapecio.

Las orejas que tenía en la cabeza desconcertaron a sus padres, porque no había una explicación lógica para ello. Claro que sus padres desconocían el legado que corría por sus venas, por ello no podían entender el significado de aquello. Sus padres constantemente ocultaban el secreto y el médico no había dicho nada al respecto.

Cuando el pequeño tenía cinco años, uno de los miembros del staff le vio y se dio cuenta de lo diferente que era. Ian fue expuesto como un “monstruo” en una jaula para el circo de fenómenos dentro de la misma compañía. Los padres no podían estar más furiosos y terminaron imponiendo sus quejas, aunque solamente fueron escuchadas las de la madre, que quería que su hijo estuviera junto a ella en el trapecio y así fue, porque no podían darse el lujo de perder a alguien tan brillante como “la reina”.

Ian fue reconocido a nivel mundial como una rareza humana y un excelente trapecista, pero las cosas no podían ser tan buenas. Siempre hay momentos amargos en la vida de las personas. E Ian no era la excepción. Estaba durmiendo cuando paso. El circo comenzó a incendiarse y no encontró a sus padres. Recuerda estar corriendo hasta encontrarse con una persona. Una persona que le sacó de ahí y le cuido cuando no tuvo a nadie.

Estaba muy impactado por el trato que aquel desconocido tenía con él. Ian se encontraba nervioso, pero fue cuidado y amado. No sabía el nombre de esa persona, pero siempre estaba rodeado de hermosas chicas. Fue cuando le vio matar a alguien que comprendió que no era humano y que posiblemente él sería su próxima cena.

Era un demonio.

Intento escapar pero el demonio finalmente se dio cuenta de sus intenciones y le impidió su escape. Fueron bastantes intentos, lo que termino por enfadar al demonio que dejo una maldición en el conejo. Consiste en que él nunca podrá expresar sus sentimientos y los demás pensaran que él les odia o piensa que son poca cosa. Eso ocasiono muchos problemas para Ian.

Con solo catorce años, fue liberado. Comenzó a trabajar en pequeños sitios y un día común, encontró un sobre en el buzón de su trabajo, dirigido a él. La persona con la que había vivido antes y quien le había lanzado una maldición dejando su ojo afectado, le había dejado un boleto para viajar a Australia, "un sitio seguro", ya ahí esta en la búsqueda de un alumno o funcionario que cuide de él. O alguien a quien cuidar.

»Gustos:
-Leer.
-La fruta.
-Saltarse las normas.
-Dormir.
-Disney en general (aunque NUNCA admitirá eso).
-Le gustan las espadas.
-La playa.
-Echar carreras.
-Pelear.
-Hacerse fuerte.
-Ganar.
-Navegar.
-El cine.

»Disgustos:
-La gente ruidosa.
-Sentirse solo.
-Extrañar a su pareja, pese a lo que sucedió.
-Que le juzguen.
-La oscuridad.
-Que se le acerquen.
-Que se tomen demasiadas confianzas con él.
-Que le infravaloren.
-Perder.
-Que le den órdenes.
-El abuso de poder.
-La gente mayor.


»Anexos:
*Aunque no cuida en absoluto su imagen siempre se ve bien.
*Muerde cuando se siente en problemas o tiene miedo sobre algo, su mordida nunca es fuerte como para dañar a la persona que ataca, solo le produce aturdimiento por la sorpresa.
*La maldición que principalmente afecta su personalidad, también llega a afectar su rendimiento físico, aunque también es un poco por su propia vulnerabilidad, la maldición potencia todas sus debilidades.

»Poderes:
*Agilidad: Es muy rápido, por lo que puede escaparse fácilmente de una situación de poco provecho. Lo máximo de velocidad que puede alcanzar (sobre-exigiéndose) es una velocidad de 50 km/h. Al tener una maldición, no puede correr a toda velocidad por mucho tiempo (en cuatro posts se siente cansado y débil, lo que ocasiona que le den mareos y se sobreexige).

»Debilidades:
*Sensibildad auditiva: Al ser un conejo y tener unas orejas tan largas, es fácil que escuche las cosas con más potencia que las personas normales. Los ruidos agudos de cualquier tipo lo dejan confuso y débil.
*Es frágil, físicamente. No puede sobre-exigirle a su cuerpo, al menos no más de lo que su habilidad de Agilidad le permite.