Shiroyasha [Anders Silverberg ID]

Todo comenzó esa fría noche de invierno en un pequeño y aislado bosque de Noruega, el nacimiento de ese pequeño dragón plateado tuvo lugar, pero al contrario de lo que creían fueron dos los que aparecieron, ocultos en aquel bosque dos pequeños y diferentes llantos tuvieron lugar, esa noche pareció eterna, pero las cosas sucedieron de una forma que nadie esperaba, ambos gemelos permanecieron unidos un par de años pero  en un momento del camino Anders fue dejado a su suerte “demasiado salvaje” eso era cierto, sus garras, y colmillos eran afilados y estaban preparados a atacar en todo instante, en aquel entonces el joven albino estaba a la defensiva por completo, fue abandonado, desconfiaba de la gente, robaba, atacaba y a veces llegaba incluso a matar con la sola idea de seguir sobreviviendo a ese frío y cruel destino que esa vida le había deparado.

Los años pasaban y el joven albino seguía con esa mentalidad, no perdió el habla pese a no haber hablado con nadie, pero aquello que cambió su vida apareció, aquel hombre de largos cabellos “un samurái” así era como se refería sí mismo, la osadía del pequeño albino, sus ropas teñidas en el color de la sangre y esa mirada afilada sin lugar a duda era algo que podían describir al pequeño samurái, aquel hombre de largos cabellos parecía poseer una decisión en su mente con la que avanzaría antes de dejar Noruega, como todo samurái este necesitaba discípulos y aquí fue donde se hizo con el que con el paso del tiempo sería el más valeroso de estos pues cuando busco al pequeño no encontró e en la cumbre de una montaña de cadáveres, sí… pese a su edad era peligroso, después de todo era alguien que vivía por instinto. De alguna forma aquel hombre acabó recogiendo a aquel salvaje niño de las garras que iban a pertenecer a una vida llena de sangre… curioso que en realidad no haya tanta diferencia entre los dos caminos que tenía opción de tomar.

Simplemente surgió, aquel hombre acabó llevándose al joven albino del lugar en el que vivía, el pequeño realmente se dejó llevar como por la corriente, después de todo nunca había conocido algo similar a “amor, cariño o afecto” siempre había sido lo mismo, una “bestia” que luchaba solo por sobrevivir, ni él ni aquel samurái sabían que era lo que le iba a deparar el destino de ese momento en adelante, al comienzo era un caos pues el albino era algo reacio a obedecer y escuchar, pero en el momento de ese primer entrenamiento con la espada todo cambió, ese hombre… era fuerte, mucho más que lo que parecía, de nuevo fue llevado como una corriente… ¿qué era lo que tenía ese hombre que lograba que Anders simplemente siguiese sus pasos por propio impulso? Es posible que ni el propio samurái supiese de ello. Sin embargo Anders siempre había sido problemático, sus palabras eran demasiado directas, tanto que a veces llegaba a ser doloroso, y bueno su método de arreglar los problemas nunca era el mejor, siempre arreglaba todo con violencia.

Aquel hombre para Anders era importante, ¿la razón? Es simple, era la primera vez que sentía algo similar al “calor” familiar era como si de verdad fuesen una familia y el albino y el Sensei de este fueron los primeros miembros de este dojô, pero no él único, pues con el tiempo ese lugar en el que el Sensei enseñaba se fue llenando de gente, gente que no tenía los medios para aprender el camino de un samurái y aquellos de los que renegaban, el lugar se llenó de niños y risas con rapidez, el lugar tenía vida, pero es cierto que por causas externas tuvieron que cambiar varias veces su localización, después de todo no eran demasiado bien recibidos, y una de las causas era el albino, después de todo si juntamos su ferocidad con esa facilidad de meterse en problemas no daba muy buena combinación, con el tiempo algunas personas dejaban aquel dojô mientras que otros se unían, no todos estaban dispuestos a dejar el lugar en el que nacieron.

Al fin se encontró un lugar donde parecía que iban a estar bien, estaban en medio de un perdido campo por lo que apenas gente sabía de la existencia de este dôjo, muchos niños iban a la ciudad y parte de ellos causaban numerosos problemas, Anders destacaba en eso de crear problemas, pero pronto iba a encontrar una nueva diversión, su manejo de la espada había mejorado mucho, era realmente hábil con esta, decir que era el mejor del dôjo no era ninguna exageración, quizá es cierto que a ese lugar ya no se le podía llamar dojô, después de todo solo era un lugar donde todos vivían y aprendían cosas nuevas día tras día, los ojos del albino eran los de un verdadero guerrero pese a su corta edad.

¿Cuántos meses habían pasado? ¿Tres, cinco quizá? Sí, podía decirse que lograron establecerse ya que no habían llamado demasiado la atención en este lugar, sin embargo en ese día de otoño hubo algo con la capacidad de sacar de la monotonía a esos niños, cuando volvieron a aquel lugar se toparon con un chico, alguien que quería ser parte de aquel dojô quizá, pero su objetivo no era otro que retar al más fuerte, su intención era ir contra el  Sensei, pero Anders decidió tomar parte consiguiendo un victoria, pero tras poco tiempo el chico se convirtió en parte del dojô.

Eran rivales ¿amigos? Quizá, pero al comenzó confiaban el uno en el otro, ambos participaron en la gran guerra de los samuráis y sin lugar a dudas sobrevivieron, pero era curioso pese a que habían ganado… realmente perdieron más que lo que ganaron, demasiadas vidas fueron arrebatadas… tanto  por ellos como por el enemigo que dejó tantos compañeros caídos, la guerra no era un juego, ni se acercaba a serlo, en uno de esos días sucedió algo inesperado entre el que era su rival y el propio albino, ¿la razón? Es probable que fuese por esa insana costumbre del albino de jugar con mujeres,  acabó jugando sin darse cuenta con el corazón de una chica que había obtenido el corazón de su rival… de alguna forma las cosas se torcieron. Sensei tomó la decisión de perder la vida a manos de Anders, claro que no deseaba hacerlo pero prefería que su vida acabase por mano de sus queridos alumnos antes que por el  gobierno… si no lo hacía todos acabarían implicados en algo a lo que no pertenecían, por lo que con dolor y pesar cumplió ese deseo arrebatando la vida de su Sensei, fue poco después que Anders decidió abandonar el lugar, yéndose de Japón sin apenas mediar palabra con el resto, acabó en Inglaterra al comienzo donde por una promesa del pasado hizo los estudios preparándose incluso una carrera, realmente no se puede decir que le hubiese sido fácil levantar cabeza… pero parece que poco a poco lo estaba consiguiendo.

Tras ello solo le apeteció escribir algo, después de todo Sensei y los estudios tomados allí le animaron a esa capacidad de escritura alguna vez, fue entonces que la conoció, a esa chica que consiguió penetrar en el corazón del albino, por primera vez tuvo algo a lo que considerar relación seria, al comienzo todo estaba bien con ella, esa relación le puso de un buen humor demasiado bueno incluso para lo que el albino creía tanto que incluso con ese arrebato de ganas con el tiempo sacó ese segundo libro, pero como de costumbre o todo era bueno… un día las cosas se estropearon y ella simplemente lo usó y engañó, fue frustrante… entonces su única idea fue irse de allí no se sentía con ganas de vivir en el mismo lugar que esa persona, así que se alejó de allí tras el corte final de esa relación.

Tras un tiempo decidiendo primero estuvo unos años visitando varios países esos libros le dieron dinero y pudo usarlo un tiempo, su última parada fue Australia, acabó residiendo en Sydney, unos meses después consiguió un trabajo como profesor… sinceramente esto le resultó un poco raro, pero creía con plena convicción en que podría superar esto aunque a su manera… sabía que no iba a ser fácil pero no por eso iba a rendirse.