La academia Greenlight, reside dentro del pueblo de Haus, comprado y fundado por Adelbert Greenlight. En las cercanías de dicho pueblo, podemos encontrarnos con la capital de Australia, Canberra, donde se puede llegar en tren, camión e incluso en bicicleta. Los estudiantes, funcionarios o habitantes pueden llegar a Sydney en cualquiera de los transportes señalados, así como también tomando un avión con ese destino, si se cuenta con el dinero apropiado.
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Ambientación Cannon's Razas Uniforme escolar Reglas Categorías (Rangos) Sistema de puntos Registro de Físicos Registro de funcionarios
Datos necesarios
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Aquí puedes encontrar los expedientes de los personajes que ya han sido creados en el foro o también puedes ver más fácilmente donde ubicar la ficha de tu personaje en creación.
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Modelo de Ficha Alumnos Universitarios Funcionarios Empleados particulares Habitantes Materias Empleos Habitaciones
Para elaborar tu ficha
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03
Feuerrote
06
Lauftgrau
07
Wasserblau
05
Blattgrün |
Jefe FeuerroteV. Greenlight
J. LauftgrauDisponible
J. WasserblauDisponible
J. BlattgrünDisponible
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Ella Greenlight
Hija del Director
Vicious Greenlight
Hijo del Director
Adelbert Greenlight
El director
Lorelei Luhrmann
Ex-esposa del Director |
EllaGreenlight
ViciousGreenlight
AdelbertGreenlight
LoreleiLuhrmann
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5 Minutos más... (Libre)
Se ducho, después de la odisea de haber buscado su ropa con el sigilo de un ladrón, bajo mirando que nadie más estaba despierto camino aun con el uniforme sin arreglar del todo, tenia sueño, pero debía hacerlo.
Antes de que saliera el sol había llegado a la inmensa academia.
Cuando empezaba a deslumbrar con su brillo estaba que se iba de cabeza al suelo, cabeceo un poco antes darse cuenta de que había algo que gustaba del lugar en el que estaba, estaba en la entrada lateral, mucho árboles y sombras distendidos por lo largo del campus, dejo la maleta a su lado y se recostó contra un árbol mientras esperaba que se hiciera la hora de comenzar las clases, tomo su libro de historia y comenzó a leerlo pero a los quince minutos sus parpados se hicieron pesados y sus ojos hazle se vieron ocultos tras sus pestañas, su libro recayó en su pecho descuidadamente. Mientras era abrazado por Morfeo a un sueño más placentero que el de hace unas horas.
Tenia muchas cosas en mente, entre ellas ¿como hacer con la luna llena? ¿Como explicárselo a su compañera? ¿Que tan a trazado ira en las clases? esas y muchas otras más se agrupaban en su cabeza antes de caer en sueño recurrente. -Solo cinco minutos...- se dijo a si mismo aun con los ojos cerrados dejo que el cansancio le ganara.
¿De todas formas que era lo peor que podía pasar?
Revisó su reloj, quedaban sólo cinco minutos para ingresar a clases y entonces se dio cuenta de que había dejado las libretas... Y las llaves dentro. — ¡Maldita sea! — Pateó la puerta con molestia ¡Suficiente! No asistiría a clases hoy, estaba ya demasiado cabreada por lo ocurrido y encaprichada por la falta de tiempo que tuvo para arreglarse. Su cabello estaba totalmente empapado, goteaba demasiado y tenía algunos nudos (Ni el cepillo pudo pasarse por la cabeza). Casi como un troll, caminó con pasos fuertes hacia la salida lateral, porque en ésa puerta no habían muchas personas que pasaran y era perfecto para salirse de la academia tan temprano. Iba pinándose sus cabellos con las manos, haciendo pequeñas hebras que fue desenredando poco a poco.
Pensaba qué hacer en toda la mañana hasta las 3 de la tarde, que era su última clase y volver; bueno, en primer instancia quería desayunar... Pero quería desayunarse a alguien en la cama; llevaba ya un rato sin andar de buscona con los hombrs... Eso era, hoy andaba de antojo de hombre, ¿Pero a dónde van los hombres por las mañanas? Los bares y antros están cerrados a las 8 a.m. y algún otro lugar de ésa índole no conocía... Iba pensando en todo eso, cuando sin querer se tropezó con un bulto junto a un árbol. No pudo ni meter las manos. Toda su cara fue a dar directo contra la tierra y pasto.
Se despegó de la tierra, tenía los ojos cristalinos por el golpe que se metió en la nariz; ¿Llorar por dolor? ¡Já! Ella se aguantaría. Entonces miró con qué boludez se había tropezado, era un hombre que al parecer se había quedado ahí deliberadamente para hacerla tropezar. — Pfff... — Resopló con molestia y le dedicó una mirada asesina.
Abrió los ojos de golpe medio asustado y medio molesto por la interrupción de su sueño.
Miro unas bonitas piernas y una faltada coqueta de la chica que se había tropezado con él descuidadamente. Busco su reloj de bolsillo una regalo de su padre era un tesoro para él. Estaba tarde, pero su caballerosidad pudo con él. Ayudaría a la chica, se aseguraría que estuviera bien y luego iría con calma al secretariado.
Se levanto, sin tomar su maleta y se apuro a la chica, parecía haber tenido un día de perros. Y con esa mirada asesina solo se lo confirmaba, disimulo una ricilla tibieza con tos para no terminar asesinado -La pregunta esta de más, así que me saltare eso... ¿te ayudo?- le tendió la mano para ayudarla a ponerse de pie.
-Lamento haberte hecho tropezar -aunque muy en el fondo sabía que no era del todo su culpa, como era costumbre de disculpo amablemente con la señorita de exóticos ojos, unos ojos muy bonitos... diferentes y únicos como precia ser todo en ella. Remus tendía a ser excesivamente cuidadoso con las personas tanto para no delatar su verdadera forma o bien solo para tasar lineas de conducta para seguir fingiendo normalidad.
Un suave aroma a sangre, le izo negar y buscar su pañuelo mientras ella levantaba del suelo, una vez con la chica erguida como se debía, la miro de arriba abajo buscando la fuerte del olor a sangre y también mirando de paso si ella estaba "entera".
Termino con su inspección visual y le miro de nuevo, encontrando el olor a sangre, le estaba sangrando la nariz; Le tendió el pañuelo que tenia en mano -Te esta sangrando la nariz...- dijo un poco preocupado, un poco consternado. No le gustaba ese olor, aunque era todo lo contrario, le encantaba.
Se apoyó de la ayuda brindada y se puso de pie; qué bueno que quedan caballeros en el mundo (Pero sólo para esos casos, Ibuki odiaba la caballerocidad extrema). Por "desgracia" al momento de tropezar con aquel hombre sus rodillas habían golpeado la tierra y sus mallas largas estaban rotas; y se decía desgracia supuestamente porque a ella le encantaban ése tipo de cosas rotas. — Yo no te vi, parte de la culpa es mía. — Se encogió de hombros y comenzó a sacudirse la ropa.
Al escucharle instintivamente se pasó una mano por la nariz y comprobar que sí estaba sangrando. — Ay. — Iba a limpiarse con el dorso de la mano al inicio pero por suerte le ofrecieron un pañuelo el cual tomó y agradeció. ¿Tan mal había sido el golpe? — Gracias. — Se tomó su tiempo para retirar el exceso; en un principio penso en devolvérselo pero... ¿Con sangre? Eso no estaba bien. — Eam... Te lo daré cuando esté limpio ¿Si? — Esperó que aceptara; lavar el pañuelo era lo mínimo que podía hacer. — Por cierto ¿Qué hacías ahí tirado? No creo que tu plan fuera esperar a que una linda chica tropezara con tus largiruchas piernas para ofrecerle un pañuelo ¿Verdad? —
Si se negó cuando ella adjudico parte de la culpa, el solo mostró una cortes sonoriza y un sutil refuerzo en su agarre para apoya a la chica, tenia fuerza no podía negar que ella sin duda era fuerte en cuanto a su sutil agarre, eso decía mucho para un chico que trabaja con las manos.
-No puedo negar que fue una estrepitosa consecuencia, azares del destino si quieres ponerte filosófica.- comento sutilmente, no quería dejar salir tan pronto aquella parte Nerd que tiene muy a flor de piel. -El pañuelo, si gustas puedes quedártelo...- no era algo indispensable de todas formas, era algo más prescindible. Tenia barios, acostumbraba bordar sus iniciales en las esquinas por lo que la RJ de ese pedazo de tela era indiscutible.
Giro un poco los ojos dejando ver el banco de sus globos oculares por un insignificante instante -Oh no, por el contrario- comento armando un poco el juego de palabras - estaba esperando que una linda chica, cayera en mis brazos, así que es cierto, de alguna forma. -se encogió de hombros, restando un poco de su importancia a su sutil mentira.
-Y siendo franco. Solo tomaba un descanso antes de ir a clases, pero tontamente olvide que tengo que ir a la secretaria a registrar mis documentos- le miro con aquella paciencia que siempre le rodea, aquella calma que invita a lo aburrido y sonso, aquello que prefería ser a lo que llevaba por dentro.
-Y... ¿tú, pequeña dama?- bueno ella era todo menos una dama sofisticada y recatada, juraba que podía ser todo lo contrario pero... nunca jugar a un libro por su portada, regla que siempre aplica y que seria bueno no aplicara en él. -¿saltándote las calases o el curioso caso donde te levantas tarde?- si quieren la raíz de ese comentario es culpa de ella y su "no ser su mañana" levantarse tarde es parte común de un mal día.
Tenía dos opciones, dar por termina a la conversación o tratar de no ser tan borde y ganarse a una amiga. Tomando en cuenta que aun no conoce a nadie, no seria un mal momento para empezar además ¿que podía salir peor? -¿Quieres ir a desayunar?-
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